13 de octubre de 2018

The Man in the High Castle


Cuando tomé por primera vez El hombre en el castillo (The Man in the High Castle en su título original), imaginaba que leería algo muy diferente, y es que la portada invitaba a uno imaginarse una de tantas fantasías nazis que abundan en el cine, los videojuegos y la televisión. En mi defensa, puedo decir que lo único que había oído de este libro era la premisa: Los nazis y sus aliados ganaron la segunda guerra mundial, el mundo contemporáneo (al menos para 1962) es un lugar completamente distinto con Alemania y Japón gobernando. Pero me sorprendió al solo encontrarme con un relato sencillo de la realidad de ese mundo de ficción.




Este libro fue publicado en 1962, para que se hagan una idea, el mundo se encontraba dividido entre los bloques capitalistas (Europa Occidental, Estados Unidos) y el bloque comunista (Unión Soviética, Europa oriental y Asia), con los malvados comunistas como la mayor preocupación al momento, especialmente después de la guerra de Corea. Los Nazis ya eran un mal sueño lejano y aún así, Phillip K. Dick imaginó cómo sería del mundo si los ejércitos aliados no hubiesen podido llegar permitiendo a Hitler tomar toda Europa y luego el este de Estados Unidos con Japón tomando su lado del Oeste y prácticamente todo el pacífico.



El libro nos cuenta una serie de relatos más o menos relacionados que ocurren en la costa Oeste de Estados Unidos, que van desde el día a día de nuestros protagonistas a detalles de como se vive en un mundo gobernado por nazis aunque como la historia es en el lado japonés, es más acerca de como se han adaptado a los usos y costumbres asiáticos siendo la cultura yankee original algo del pasado, aunque visto con cierta curiosidad como quién ve la cultura indígena prehispánica, lo que resulta en algo exótico a los ojos de los conquistadores y algo con lo que ganarse la vida para los conquistados.


También se rescata mucho las diferencias culturales que normalmente serían propias de una sociedad oriental como la importancia de las jerarquías, las apariencias e incluso adoptando creencias como la práctica de pedir consejo utilizando el libro de los cambios o I ching, lo que me pareció una excelente forma de contrastar las costumbres y creencias occidentales "actuales" contra aquello que podríamos tomar como exótico.

Por supuesto, la historia no está exenta de que ha sido de los nazis en los casi 20 años que llevan gobernando la mitad del mundo, pero quedan como parte del fondo por buena parte del libro, como si contaran que hay un monstruo allá afuera pero que no puede ser detenido ya.



No era exactamente lo que esperaba leer y por ratos no parece que la historia vaya hacia algún lado excepto cerca del final, en el que incluso hacen referencia al título del libro, como si buscara una forma de justificarlo al encontrar que toda la trama no tiene mucha relación entre sí. Por otra parte, me pareció muy entretenido leer estos pequeños fragmentos en la vida de estas personas que siguen su día a día en un mundo que podría haber sido el nuestro.

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