12 de noviembre de 2011

El mal de no votar



Es un logro que tanto el campesino como el dueño de una mega empresa tengan igualdad a la hora de votar. Es algo que no valoramos y lo damos por sentado. Pero como país bananero que somos, se desprecia esa gran capacidad que tenemos a la hora de elegir a nuestros dirigentes y la de poder reunirnos para darles entre todos un puntapié a los que no sirven. Al menos esa es la teoría.

No me acuerdo cuando fue que salió esa madre del voto nulo. Creo que de entre todas las iniciativas sociales elegibles esa era una de las peores. El PRI arrasó esas elecciones, porque ellos tienen sus minas de votantes, acarreados, gente que fue comprada con despensas y laminas. Estas viejas tácticas aparentemente no fueron consideradas por toda la borregada que parecía convencida de que aquello era una buena forma de protesta. Otros de plano, no votaron. ¡Anularon su voto sin siquiera presentarse a las urnas! Ven donde está el fallo.

Era un reclamo valido porque lo más lamentable de nuestro sistema es que al ser los partidos los que toman las decisiones, los diputados y senadores son meras marionetas que sirven para los objetivos del partido. Esto nos lleva a que cuando tienen amplias mayorías nos enfrentamos a un partido que hace y deshace leyes a su antojo. Donde a veces ni hace falta convencer a una endeble oposición para llevar a cabo aberraciones como la infame Ley Duarte, donde sin ningún análisis de por medio o discusión se implementó un atentado contra la ya endeble libertad de expresión, que poca ayuda necesita para ser acallada.



Esta y otras decepciones del sistema nos obligan a cuestionarnos con justa razón si vale la pena ir a votar. Yo digo que sí pese a las importantes carencias como la pobreza y la ignorancia sean las que permitan acciones como una vuelta del PRI al poder.

Mural en el techo... por Christian Frausto Bernal 
2 de julio 2006 por tj scenes