19 de enero de 2012

Hacia la leyenda de Dragon Quest III



Con lo que me gustan los RPGs, he trasteado con varias propuestas, la mayoría similar a lo que son los Final Fantasy. Aunque la tendencia últimamente me han llevado por varios juegos que añaden más retos al jugador mezclando varios elementos de acción con más peso en la destreza con el control y menos en las estadísticas de los personajes, que por lo general son ignoradas por el numerote ese llamado nivel.

Aún con toda está novedad golpeando a la puerta, realmente prefiero la vieja escuela. No es que deteste los RPGs que están sacando actualmente, más bien porque he encontrado en mis carpetas juegos de hace 10, 20 años en los que la potencia del NES, Super NES o Game Boy no daban para espectaculares efectos y la diversión venía en los pequeños detalles que volvían una caminata con molestos encuentros aleatorios en algo divertido.

Pero hay uno que me parece más especial: Dragon Quest. Me agrada como cuenta sus historias y  aunque sabes cual es el objetivo final. Te entretienes con las pequeñas aventuras que hacen posible tu avance. Dragon Quest III es mi favorito en ese aspecto.



Acción
Solo hay un héroe principal. Una persona que lleva a sus espaldas la importante responsabilidad de vencer al rey malo y devolver la paz. Es tu decisión si quieres aventarte la aventura en solitario (con tu correspondiente tasa de muertes) o reclutar a tres valientes voluntarios en la taberna. De ti dependerá armar un equipo consistente con las 7 clases de personaje disponibles. Varias son comunes y fáciles de entender como guerrero o mago y no es de extrañar que siempre traigas al menos a uno de esos dos. Por otro lado están el ladrón y el mercader cuyo trabajo brilla fuera del combate y por supuesto el Jester, que prácticamente va a su bola. El clérigo va siempre de cajón a menos que seas masoquista.


La aventura es una parte lineal, otra "No se a donde diablos voy" (cuando obtienes el barco). Pese a ello, resultan entretenidas las historias y secretos que vas encontrando por el mundo.



El sistema, los gráficos, la música, LA MÚSICA
Este juego viene desde el NES, cuya versión se me hace injugable por estar mal acostumbrado a tenerlo todo al alcance de un botón. Esta versión hace gala de un horrendo menú que entre otras perlas puedes decidir si quieres hablar, buscar, abrir una puerta, usar un objeto, equiparte algo, mover a tus compañeros de lugar, usar magia o simplemente ver como están. Si les pareció cansado leer esto, imagínense detener todo el juego a cada rato solo para querer buscar dentro de un cajón y la inercia te lleve a intentar hablar con él.


De los gráficos mejor ni hablo, incluso para la NES, se sienten un poco cuadrados aunque el arte de los monstruos se ve estupendamente bien. Cabe destacar que también salió una versión para Super Nintendo que desafortunadamente jamás fue distribuida legalmente en occidente. Aunque eso no impidió que fuera traducida y distribuida por la red. Esta versión cuenta con gráficos más bonitos y coloridos y unas alucinantes animaciones para todos los monstruos. Hasta un tablero con juego de mesa tipo monopoly para conseguir algunos tesoros y extras. Por si eso no bastará, le añadieron un extraño sistema de personalidades que afecta mucho el crecimiento de un personaje. Así, un personaje tímido, aumentará mucho en velocidad y defensa pero en ataque se irá al traste. El sexy es más raro y gandalla, aunque está limitado de manera sospechosa a personajes femeninos.

La versión que jugué fue la de Game Boy Color, que es la adaptación más reciente, pero que comparada con la del SuperNes, se ve cutre como la chingada. Por decir algo a su favor, me parece la más jugable de las tres al haber eliminado completamente el molesto menú y porque está en español :D. (No me miren así).

Fuera de cuestiones de jugabilidad, aventuras y planificación de personajes. Realmente muchas veces me quedaba jugando por la jodida música. Es buena, muy buena. Incluso los pitidos del Game Boy Color se escuchan bien si es Koichi Sugiyama quien lleva la batuta. Para más un par de muestras.

Mi favorita, del NES

Mi otra favorita, del SNES.

Yo sé que luego los fríos bits de los sintetizadores no convencen del todo y tal vez no sean suficientes para que todos puedan apreciar las melodías de este juego. Creo que la Orquesta Sinfónica de la NHK de Tokio y la Filarmónica de Londres pensaron lo mismo, porque no veo otro motivo para que llevaran a cabo una fabulosa interpretación de las obras de Sugiyama.



Nerdgasmos sobran.

Confieso que cambié buena parte del OST
de The Elder Scrolls IV: Oblivion 
por varias de estas.

Dragon Quest III es uno de mis RPGs favoritos. Si no lo haz jugado, deberías. Conseguirlo no cuesta mucho, y no, no importa que no hayas jugado ninguno de la saga.



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