2 de septiembre de 2011

De paseo por Villahermosa

Villahermosa.


En mi vida había recorrido la zona sur del estado, mucho menos salir a alguno de los estados colindantes, por ello no estoy muy acostumbrado a viajes largos y menos uno como este, en el que te toma 6 largas horas recorrer el camino desde Xalapa hasta la ciudad de Villahermosa, Tabasco. Todo más o menos a velocidad moderadamente alta. Sobra decir que este trayecto es más que suficiente para joderte las piernas, por eso tomarse un sueño siempre es una buena idea pues no hay nada mejor que hacer. 

El trayecto es relativamente tranquilo sin grandes sobresaltos, al menos en lo que respecta al camino porque tu bolsillo arde si pretendes tomar todas las autopistas de pago. En total hubo que desembolsar alrededor de trecientos y pico pesos solo para ir a Tabasco ¡TRECIENTOS! Eso me hace pensar lo costoso que debe ser para una familia promedio venirse de vacaciones desde el centro de la república a la costa.

Algún listillo me dirá "Pinche codo, si no te gusta vete por la libre" pero mi padre, con hartos años de experiencia en estos caminos, me advirtió que además de ser bien feas, las carreteras están a rebosar de topes en cada pueblito y no tan pueblito, algunos más visibles que otros, incluso esas carreteras están adicionadas con más curvas y vueltas comparado con la autopista, incrementando el tiempo de viaje que de por sí es largo y por si fuera poco, me cuentan que por ahí se van los traileros que se quieren embolsar algunos pesos extra.

Pagando las autopistas de cuota uno pensará que la cosa es mejor... pues sí, es más rapido, aunque si llueve se hacen charcos y de mínimo un tramo siempre lo encuentras en reparación y si tienes la suerte (creeme, siempre la tienes) te tocará un trailer al frente lo que alentara severamente tu marcha.

Fuera del estado de la carretera, si no vas conduciendo puedes ver todo lo que acontece en el camino, como vendedores y ciclistas que temerariamente se ponen al lado del camino, desafortunados que se les detuvo el auto en medio del infierno y alguno que otro soldado o federal perdido por ahí. El temor por los narcos es evidente, hay retenes de soldados bien armados en casi todas las casetas. No pararon mi transporte pero sí me toco ver que pararan camionetas y vehículos propensos a traer cosas de más en su interior.

Así fue todo el trayecto hasta que porfin alcanzé mi objetivo ya entrada la noche: Villahermosa, Tabasco. Es una ciudad bastante agradable, al menos de vista, porque es un infierno salir del agradable clima acondicionado del auto. Arde entrar de lleno al infierno húmedo que se siente por todas partes (y eso que estuvo nublado).

Villahermosa le hace honor a su nombre, calles amplias, lagos a los alrededores y muchas zonas turísticas e históricas que visitar. Dado que mi forma de viajar fue de gorra, tuve que hacer una visita forzosa a PEMEX del cual me dejó un amargo trago dada la forma pesada en la que manejan sus instalaciones.

Se nota mucho que no son una empresa privada (o no una con competencia). Te tratan del culo y parecen disfrutarlo. De entrada, si traes auto, ya te amolaste, no hay modo de parar tu carro en cualquier lado cercano a sus instalaciones pues están hasta la otra punta de la ciudad. A fuerza hay que ir a su cutre estacionamiento para visitantes que se queda bastante corto y hay que esperar a que te hagan lugar. Si tienes suerte de que se desocupe antes, ya la hiciste. Luego, a registrar tu visita, y eso es otra chinga.

No se si es porque México tiene mucho informático chambón o reciclan sistemas del año de la tostada para no pagarle a uno, porque sus sistemas de registro de visitas apesta durísimo. Para ingresar a la zona de edificios necesitas registrar tu visita a la caseta de vigilancia, me toco para mi fortuna que este lugar fuera atendido por una amable vigilante (no como los del estacionamiento que son unos soberanos hijos de puta) que llenó mis datos en una computadora antediluviana para darme pase. El problema es que su dichoso sistemita no parece actualizarse muy seguido y da muchos problemas si intentas ingresar datos manualmente para casos como "tu primera visita a un edificio al que nadie visita". Al final perdí 20 minutos de mi vida con la guardiana del portón. Entrar a los edificios es menos rollo, solo muestras tu pase y ya, pero para eso ya pasó media hora. Por eso recuerden amiguitos, si van a un edificio de PEMEX, les recomiendo que vayan con una hora de anticipación.

Completado el paseo forzoso por las instalaciones de PEMEX (casi 3 horas después), pude por fin ponerme en plan de turista. Lo primero que visité fue La venta, un museo/zoologico ubicado en la avenida principal cerca de uno de los rios (¿o era un lago?) donde hay muchos vestigios de la historia prehispánica local con el plus de ver a algunos animales autóctonos. No les voy a mentir, el lugar estaba casi solitario y algo descuidado. Hay tepezcuintles sueltos como ratas y algunos incluso interferian en el hábitat de otros animales, como las tortugas. Los encargados del lugar, que eran pocos, no parecían muy interesados en lo que acontecía a sus alrededores y para colmo debías seguir cierto camino a modo de "visita guiada" solo que sin guía.

Me eché más o menos una hora en recorrer el lugar para ir a comer algo pues desde la comida que tuve a mi llegada a la ciudad la noche pasada, no había probado bocado alguno y no precisamente por seguir satisfecho. Cuando llegué a Villahermosa, nos detuvimos en un Sanborns para cenar, tremendo error, la comida, que de por sí no me supo muy buena, resultó ser un platillo recalentado en el microondas (°~°) que para colmo me cayó mal. 

Sin ganas de resbalar sobre la misma piedra decidí que no era buena idea regresar, el problema era que no contábamos con ningún otro restaurante conocido que no fuera las franquicias de toda la vida como Mcdonalds, KFCs, BurgerKings, Pizzas Hut, etcétera. No tenía deseos en ese momento de chatarra, por ello, nos pusimos a dar de vueltas por una ciudad desconocida buscando un lugar donde comer.

Durante la travesía en las no tan laberínticas calles de Villahermosa (esperaba un reto mayor) pude notar que hay una enorme proporción de cantinas y antros, casi de a dos por cuadra (y con miras de quedarme corto). Aunque tal vez sea por ser punto clave para el turismo o por ser un lugar de reunión para los trabajadores de la petrolera. Este detalle me pareció importante destacar.

Es todo, lamentablemente mi estadía era solo por ese día así que de inmediato partí de regreso a Xalapa. Nomas que ahora sí, durmiendo tranquilamente ajeno a cualquier infortunio que la carretera pudiera ofrecerme.

Esto ya tenia un año guardado en los borradores, pero en la limpieza noté que prácticamente estaba hecho así que da lo mismo, supongo. 
 
Autor de la imágen que acompaña esta entrada: Salvador Barrera Rodriguez

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